lunes, 28 de noviembre de 2011

Radicalizar el proceso

"El enfrentamiento con la oligarquía es a muerte. No hay pacto posible con la oligarquía",

El verdadero revolucionario tiene que saber esto. Tiene que saber que hay gente que nos acompañará sólo una parte del camino. No necesariamente porque sean traidores genéticos, -que muchos lo son- sino, especialmente, porque la idea del proceso revolucionario que albergan tiene unos límites, sus compromisos con el estatus capitalista también, y de estos límites ni pasan ni se devuelven.

Como decía Mao: “tienen su corazoncito burgués”.

No es bueno negar al compañero de trochas porque en un momento dado no vuela.

Hay que entender que nunca fue pájaro. Demos gracias a la vida que nos brindó esa compañía en algunas etapas del camino, y agradezcamos que a otros les concedió unos muñoncitos en lo omóplatos donde pujan por brotar, indoblegables, unas alitas.

Lo que no puede la revolución, es aprender estas lecciones de desencanto en desencanto, de desilusión en desilusión. O caer en la crítica desmoralizante cuando se otean posibles traiciones en el horizonte.
Se necesita mucha claridad para no salir mal herido de estas situaciones.

Se supera, sin heridas, si se dispone de una base ideológica sólida, capaz de trabajar con el compañero para que continúe la ruta, pero inflexible para no permitir que haga daño si, por sus limitaciones, pone en peligro el objetivo revolucionario. El Libertador, a pesar de que muchos lo engañaron, decía tener en el corazón, para los compañeros y amigos, un altar y un tribunal.



La Revolución, para ser verdadera, tendrá que pasar por encima de mucho oportunista. La tormenta ahogará también a un que otro despistado, pero la tormenta traerá agua abundante y el agua, esperada y canalizada, es buena, es fecunda, lava de sucio el rostro del asfalto y hace aflorar la vida. La Revolución deberá tocar intereses y sectores económicos que hasta hoy sólo han reaccionado ante la posible amenaza. Cuando esto ocurra, arreciará el ataque del enemigo. Los primeros en alinearse con estos sectores e intereses serán aquellos que, habiéndonos acompañado hasta aquí, siempre tuvieron la cabeza, el corazón y especialmente el bolsillo allá.

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